La NASA recogió un Ovni que cayó en Argentina el año 1978
Por Administrator
05 de maio de 2008
Fuente: DIARIO EL DENVER DE BOLIVIA
En 1978 gente de la NASA visitó el país y se llevó una nave extraterrestre. Así lo revela un investigador de accidentes de aviación de la Fuerza Aérea Argentina que presenció el hecho.
Hace 30 años, en la tarde del sábado 6 de mayo de 1978, se estrelló un OVNI a 20 kilómetros de la población minera La Mamora, departamento de Tarija, en la ladera sur del cerro El Zaire (Argentina). El extraordinario fenómeno, poco divulgado por el sigilo con que se manejó la operación de rescate de la nave y su posterior traslado a una base secreta por científicos y oficiales de la Fuerza Aérea estadounidense, fue registrado y estudiado en profundidad por el investigador argentino Pedro Romaniuk, miembro (en retiro) de la Junta Investigadora de Accidentes de Aviación de la Fuerza Aérea Argentina y autor del libro Argentina, tierra bendita (Platillos voladores sobre América).
El estudioso se ocupa del "caso La Mamora" en el capítulo segundo, subtitulado Cayó una nave extraterrestre, y da pruebas sustentadas en razonamientos científicos de que el objeto que se estrelló en las estribaciones del cerro El Zaire no era un meteorito, un satélite artificial o un proyectil balístico, sino una nave alienígena.
En la tarde del sábado 6 de mayo de 1978, alrededor de las 4.30, un artefacto metálico de forma cilíndrica, que arrojaba humo azulado por la parte posterior, pasó a poca altura a una velocidad de infarto, se impactó contra el cerro El Zaire y provocó un fortísimo temblor al Sur de Bolivia y en la frontera noroeste de la República Argentina. Pequeñas cabañas y otras construcciones mayores se sacudieron y en 60 a 70 kilómetros a la redonda estallaron los vidrios.
El intensísimo "relámpago o fogonazo", como nunca antes se había visto, fue observado en un radio aproximado de 150 kilómetros. El cabo Natalio Farfán Ruiz, uno de los cientos de testigos del fenómeno, pensó que había llegado el fin del mundo: "Yo no sé lo que podría haber pasado si el OVNI llega a caer sobre las casas. ¿Se imagina? Aquí viven unos doscientos niños. Serían las cuatro y media de la tarde cuando un cilindro lleno de fuego pasó sobre mi cabeza; segundos más tarde se produjo una explosión que hizo temblar la tierra. Le juro que fue horrible, creí que se venía el fin del mundo, pero había que tener valor. Al fin y al cabo yo era la autoridad".
La terrorífica explosión sacudió cientos de kilómetros cuadrados de zona selvática, montañosa y poco poblada. A 250 kilómetros de distancia, las poblaciones argentinas de Orán, Tartagal, Aguas Blancas y Colonia Santa Rosa percibieron con nitidez la potente explosión y el sacudón sísmico y, a mayor distancia, vieron la intensa luz.
Pero dentro de los 150 kilómetros y a pesar de ser aún de día, la luz adquirió la magnitud de un vívido fogonazo que encegueció por unos momentos a muchas personas. El objeto se precipitó desde el espacio –dotado de una extraña y descomunal fuerza– y se estrelló en las estribaciones del cerro El Zaire, a unos 20 kilómetros de la población minera La Mamora, habitada por unas 800 personas, entre campesinos, mineros y comerciantes.
En otro cerro denominado El Cabildo, a escasos 30 kilómetros del sector del siniestro, se encontraban efectuando trabajos de prospección tres ingenieros del Banco Minero Boliviano, con sede en La Paz, acompañados por Juan Hurtado, agente del Servicio de Inteligencia de la frontera. Los profesionales y el agente, considerados fuentes fiables, fueron testigos del fenómeno y luego declararon en forma terminante: "Todos quedamos inmóviles y aterrorizados ante la presencia de un artefacto metálico muy extraño que pasó silbando sobre nuestras cabezas, a escasos noventa metros de altura. De conformación cilíndrica, sumamente brillante, y de unos cuatro metros de diámetro y más alto que ancho, terminaba en forma cónica. Siguió su trayectoria mientras despedía humo azulado por su parte posterior, en forma perfectamente visible y clara, hasta chocar violentamente contra la ladera de El Zaire. El fogonazo y la explosión fueron tan tremendos que nos hicieron arrojar al suelo, y en ese momento tembló toda la tierra".
Los eventos de ese apocalíptico sábado, cuando parecía que había comenzado el último día del planeta Tierra, generaron un cúmulo de testimonios contundentes de personas de todos los estratos sociales. El gendarme V. Ortega dijo que vio un gigantesco artefacto brillante que más tarde, al estrellarse, produjo una gran explosión que conmovió a la tierra. La maestra enfermera Teresa Eyerbe, que realizaba sus tareas habituales, declaró: "Mientras me hallaba vacunando a un grupo de niños en el Club de Madres de La Mamora, una terrorífica explosión con una gran luminosidad sacudió el edificio". Los niños lloraban y gritaban despavoridos agrupados tras la maestra, mientras evacuaban al exterior a todos los que fueron sorprendidos adentro.
Durante el programa nocturno Mónica Presenta, emitido por Canal 13 de televisión, donde se proyectaron durante varios días filmaciones efectuadas en el lugar de los hechos, un alto jefe de la Fuerza Aérea Boliviana manifestó de forma categórica que no se trataba de un satélite artificial, información que luego fue confirmada por voceros de la embajada norteamericana en Bolivia y científicos que concurrieron a la zona.
Se consideró, con las evidencias recogidas hasta el momento y los testimonios de los estupefactos pobladores de la zona, que el objeto era una nave fabricada por seres inteligentes de otros mundos del universo.
El ingeniero Vélez Orozco, que se hallaba realizando tareas para una empresa privada de Tarija, dijo: "La explosión fue mayor que la que produjo un meteorito que cayó el año pasado en la misma región, pero luego de haberse pulverizado en la atmósfera. Mientras que éste era un extraño objeto cilíndrico y metálico de unos cuatro metros de diámetro y forma cónica en su parte delantera".
La zona selvática de las primeras estribaciones del cerro El Zaire fue declarada zona de "emergencia militar" por las autoridades de Bolivia y se impidió el acceso a los periodistas y particulares. El operador de la Oficina Nacional de Tarija, Mario Puca, informó que desde el día de la explosión todas las comunicaciones tenían interferencias.
Un dato importante y revelador lo proporcionaron varios testigos que dijeron haber observado en dos oportunidades a un segundo objeto efectuar un pasaje sobre el cerro luego del impacto y hacer un seguimiento de cerca al artefacto caído. El doctor Orlando Bravo, jefe de la comisión de científicos designada por el gobierno de Bolivia, perteneciente a la Facultad de Ciencias Puras de la Universidad Juan Misael Saracho del departamento de Tarija, secundado por el geólogo Américo Zenteno, declaró (en una emisión que se escuchó hasta en Misiones) a través de la red de radioaficionados que "había sobrevolado el lugar minuciosamente, observando un cilindro sumamente brillante y metálico en el fondo de la espesa vegetación selvática. Toda la zona presentaba un aspecto desolador y tétrico donde probablemente había radioactividad, por lo cual se tomaban medidas de seguridad".
El señor Walter Ruiz, jefe de Telecomunicaciones de la zona de La Mamora y receptor de todas las informaciones oficiales, manifestó: "El impacto causó pánico. El gobierno dispuso el envío de tres aviones para ayudar a la búsqueda. La zona fue declarada de emergencia, por temor a que el artefacto despidiera radiaciones como el satélite ruso que cayó en Canadá. Yo no sé qué será, pero les aseguro que es algo grande y que la explosión fue tremenda, tanto que hizo temblar el poblado y trastabillar a la gentes".
El Grupo Aéreo de Cobertura Militar, con asiento en la base de Tarija, destacó varios aviones, a los que más tarde se agregó un helicóptero, al lugar del impacto. La operación estaba a cargo del teniente coronel Julio Molina Suárez.
Cuando el teniente Osvaldo Prado localizó el punto exacto de la colisión, se fotografió el inusitado y tremendo desmoronamiento en la ladera Sur del cerro El Zaire, donde un enorme hoyo de unos 300/400 metros, con 400/500 de ancho y más o menos 1.500 de largo, quedaba como vestigio indudable del fenómeno. Las rocas graníticas y demás minerales habían desaparecido.
Varios periódicos (Clarín y El Tribuno, y otros de Bolivia) anunciaron el 13 de mayo de 1978: "Un objeto metálico, ovoide, de 3,5 a 4 metros de diámetro, fue avistado en las estribaciones del cerro El Zaire", planteándose una incógnita que ha trascendido en forma sensacional al mundo entero: ¿se trata de un satélite artificial, de un meteorito o de un OVNI?.
Periodistas del diario El Tribuno de esta ciudad (Salta, Argentina), describieron al objeto como acerado, y advirtieron que la estructura presenta deformaciones, probablemente como resultado del impacto al precipitarse desde la altura. "Está en una hondonada donde hay una espesísima vegetación. Pero refleja el sol".
Clarín, el 14 de mayo, agregó que el área del fenómeno había sido declarada zona militar y nadie podía ingresar. El 14 de mayo, trasladado con urgencia desde Estados Unidos para determinar la naturaleza de la extraña nave aérea, llegó el primero de los ingenieros de la NASA. La identidad del científico oficial, que en todo momento estuvo acompañado por funcionarios de la Embajada de los Estados Unidos en Bolivia, se rodeó del más absoluto hermetismo.
Como el día 14 no pudo efectuar investigación alguna debido a las malas condiciones meteorológicas, el 15 de mayo se embarcó en el aeropuerto de Tarija en un helicóptero rumbo al lugar de la emergencia, distante a 147 kilómetros y a una hora de vuelo. No fue posible en ningún momento entrevistarlo ni fotografiarlo y por razones de estricta seguridad se prohibió, hasta que no regresara a los Estados Unidos, la difusión de toda la información sobre el objeto: identificación, procedencia y finalidad.
El 18 de mayo, alrededor de las 14.30 hora local, llegaron en un enorme avión turbohélice de la U.S.A.F. a la base aérea de Tarija, además de la tripulación, el coronel W. Simmons y el mayor John Heide, pilotos norteamericanos, que fueron recibidos por el comandante de la base, el coronel Jorge Molina, con el que mantuvieron, en el mismo aeropuerto, conversaciones en relación al artefacto aéreo caído. Luego abordaron el mismo avión, levantaron vuelo, se dirigieron hacia el cerro El Zaire, sobrevolaron el lugar y retornaron a la base de Tarija.
Al día siguiente, una comisión científica procedente del lugar donde cayó la nave, trajo hasta Tarija varias cajas y un enorme bulto envuelto y pesado, que fue levantado por cinco hombres. Utilizando un jeep se trasladó el material secreto hasta las entrañas del avión turbohélice americano de la U.S.A.F., que luego del embarque del coronel Simmons y el mayor Heide, levantó vuelo y no regresó nunca más.
El 20 de mayo de 1978 se suspendió oficialmente la búsqueda del objeto, a tan sólo ocho días del evento que conmocionó a la comunidad científica del mundo entero. Romaniuk, el estudioso del caso, afirma en su prolijo informe sobre el fenómeno que el objeto fue localizado en la ladera sud del cerro El Zaire, extraído por un helicóptero, trasladado al aeropuerto, embarcado en el avión de cuatro hélices y llevado a un laboratorio espacial secreto de los Estados Unidos. Desde ese momento la operación nunca tuvo lugar, no pasó nada en el cerro El Zaire y nadie sabe nada.
Por Administrator
05 de maio de 2008
Fuente: DIARIO EL DENVER DE BOLIVIA
En 1978 gente de la NASA visitó el país y se llevó una nave extraterrestre. Así lo revela un investigador de accidentes de aviación de la Fuerza Aérea Argentina que presenció el hecho.
Hace 30 años, en la tarde del sábado 6 de mayo de 1978, se estrelló un OVNI a 20 kilómetros de la población minera La Mamora, departamento de Tarija, en la ladera sur del cerro El Zaire (Argentina). El extraordinario fenómeno, poco divulgado por el sigilo con que se manejó la operación de rescate de la nave y su posterior traslado a una base secreta por científicos y oficiales de la Fuerza Aérea estadounidense, fue registrado y estudiado en profundidad por el investigador argentino Pedro Romaniuk, miembro (en retiro) de la Junta Investigadora de Accidentes de Aviación de la Fuerza Aérea Argentina y autor del libro Argentina, tierra bendita (Platillos voladores sobre América).
El estudioso se ocupa del "caso La Mamora" en el capítulo segundo, subtitulado Cayó una nave extraterrestre, y da pruebas sustentadas en razonamientos científicos de que el objeto que se estrelló en las estribaciones del cerro El Zaire no era un meteorito, un satélite artificial o un proyectil balístico, sino una nave alienígena.
En la tarde del sábado 6 de mayo de 1978, alrededor de las 4.30, un artefacto metálico de forma cilíndrica, que arrojaba humo azulado por la parte posterior, pasó a poca altura a una velocidad de infarto, se impactó contra el cerro El Zaire y provocó un fortísimo temblor al Sur de Bolivia y en la frontera noroeste de la República Argentina. Pequeñas cabañas y otras construcciones mayores se sacudieron y en 60 a 70 kilómetros a la redonda estallaron los vidrios.
El intensísimo "relámpago o fogonazo", como nunca antes se había visto, fue observado en un radio aproximado de 150 kilómetros. El cabo Natalio Farfán Ruiz, uno de los cientos de testigos del fenómeno, pensó que había llegado el fin del mundo: "Yo no sé lo que podría haber pasado si el OVNI llega a caer sobre las casas. ¿Se imagina? Aquí viven unos doscientos niños. Serían las cuatro y media de la tarde cuando un cilindro lleno de fuego pasó sobre mi cabeza; segundos más tarde se produjo una explosión que hizo temblar la tierra. Le juro que fue horrible, creí que se venía el fin del mundo, pero había que tener valor. Al fin y al cabo yo era la autoridad".
La terrorífica explosión sacudió cientos de kilómetros cuadrados de zona selvática, montañosa y poco poblada. A 250 kilómetros de distancia, las poblaciones argentinas de Orán, Tartagal, Aguas Blancas y Colonia Santa Rosa percibieron con nitidez la potente explosión y el sacudón sísmico y, a mayor distancia, vieron la intensa luz.
Pero dentro de los 150 kilómetros y a pesar de ser aún de día, la luz adquirió la magnitud de un vívido fogonazo que encegueció por unos momentos a muchas personas. El objeto se precipitó desde el espacio –dotado de una extraña y descomunal fuerza– y se estrelló en las estribaciones del cerro El Zaire, a unos 20 kilómetros de la población minera La Mamora, habitada por unas 800 personas, entre campesinos, mineros y comerciantes.
En otro cerro denominado El Cabildo, a escasos 30 kilómetros del sector del siniestro, se encontraban efectuando trabajos de prospección tres ingenieros del Banco Minero Boliviano, con sede en La Paz, acompañados por Juan Hurtado, agente del Servicio de Inteligencia de la frontera. Los profesionales y el agente, considerados fuentes fiables, fueron testigos del fenómeno y luego declararon en forma terminante: "Todos quedamos inmóviles y aterrorizados ante la presencia de un artefacto metálico muy extraño que pasó silbando sobre nuestras cabezas, a escasos noventa metros de altura. De conformación cilíndrica, sumamente brillante, y de unos cuatro metros de diámetro y más alto que ancho, terminaba en forma cónica. Siguió su trayectoria mientras despedía humo azulado por su parte posterior, en forma perfectamente visible y clara, hasta chocar violentamente contra la ladera de El Zaire. El fogonazo y la explosión fueron tan tremendos que nos hicieron arrojar al suelo, y en ese momento tembló toda la tierra".
Los eventos de ese apocalíptico sábado, cuando parecía que había comenzado el último día del planeta Tierra, generaron un cúmulo de testimonios contundentes de personas de todos los estratos sociales. El gendarme V. Ortega dijo que vio un gigantesco artefacto brillante que más tarde, al estrellarse, produjo una gran explosión que conmovió a la tierra. La maestra enfermera Teresa Eyerbe, que realizaba sus tareas habituales, declaró: "Mientras me hallaba vacunando a un grupo de niños en el Club de Madres de La Mamora, una terrorífica explosión con una gran luminosidad sacudió el edificio". Los niños lloraban y gritaban despavoridos agrupados tras la maestra, mientras evacuaban al exterior a todos los que fueron sorprendidos adentro.
Durante el programa nocturno Mónica Presenta, emitido por Canal 13 de televisión, donde se proyectaron durante varios días filmaciones efectuadas en el lugar de los hechos, un alto jefe de la Fuerza Aérea Boliviana manifestó de forma categórica que no se trataba de un satélite artificial, información que luego fue confirmada por voceros de la embajada norteamericana en Bolivia y científicos que concurrieron a la zona.
Se consideró, con las evidencias recogidas hasta el momento y los testimonios de los estupefactos pobladores de la zona, que el objeto era una nave fabricada por seres inteligentes de otros mundos del universo.
El ingeniero Vélez Orozco, que se hallaba realizando tareas para una empresa privada de Tarija, dijo: "La explosión fue mayor que la que produjo un meteorito que cayó el año pasado en la misma región, pero luego de haberse pulverizado en la atmósfera. Mientras que éste era un extraño objeto cilíndrico y metálico de unos cuatro metros de diámetro y forma cónica en su parte delantera".
La zona selvática de las primeras estribaciones del cerro El Zaire fue declarada zona de "emergencia militar" por las autoridades de Bolivia y se impidió el acceso a los periodistas y particulares. El operador de la Oficina Nacional de Tarija, Mario Puca, informó que desde el día de la explosión todas las comunicaciones tenían interferencias.
Un dato importante y revelador lo proporcionaron varios testigos que dijeron haber observado en dos oportunidades a un segundo objeto efectuar un pasaje sobre el cerro luego del impacto y hacer un seguimiento de cerca al artefacto caído. El doctor Orlando Bravo, jefe de la comisión de científicos designada por el gobierno de Bolivia, perteneciente a la Facultad de Ciencias Puras de la Universidad Juan Misael Saracho del departamento de Tarija, secundado por el geólogo Américo Zenteno, declaró (en una emisión que se escuchó hasta en Misiones) a través de la red de radioaficionados que "había sobrevolado el lugar minuciosamente, observando un cilindro sumamente brillante y metálico en el fondo de la espesa vegetación selvática. Toda la zona presentaba un aspecto desolador y tétrico donde probablemente había radioactividad, por lo cual se tomaban medidas de seguridad".
El señor Walter Ruiz, jefe de Telecomunicaciones de la zona de La Mamora y receptor de todas las informaciones oficiales, manifestó: "El impacto causó pánico. El gobierno dispuso el envío de tres aviones para ayudar a la búsqueda. La zona fue declarada de emergencia, por temor a que el artefacto despidiera radiaciones como el satélite ruso que cayó en Canadá. Yo no sé qué será, pero les aseguro que es algo grande y que la explosión fue tremenda, tanto que hizo temblar el poblado y trastabillar a la gentes".
El Grupo Aéreo de Cobertura Militar, con asiento en la base de Tarija, destacó varios aviones, a los que más tarde se agregó un helicóptero, al lugar del impacto. La operación estaba a cargo del teniente coronel Julio Molina Suárez.
Cuando el teniente Osvaldo Prado localizó el punto exacto de la colisión, se fotografió el inusitado y tremendo desmoronamiento en la ladera Sur del cerro El Zaire, donde un enorme hoyo de unos 300/400 metros, con 400/500 de ancho y más o menos 1.500 de largo, quedaba como vestigio indudable del fenómeno. Las rocas graníticas y demás minerales habían desaparecido.
Varios periódicos (Clarín y El Tribuno, y otros de Bolivia) anunciaron el 13 de mayo de 1978: "Un objeto metálico, ovoide, de 3,5 a 4 metros de diámetro, fue avistado en las estribaciones del cerro El Zaire", planteándose una incógnita que ha trascendido en forma sensacional al mundo entero: ¿se trata de un satélite artificial, de un meteorito o de un OVNI?.
Periodistas del diario El Tribuno de esta ciudad (Salta, Argentina), describieron al objeto como acerado, y advirtieron que la estructura presenta deformaciones, probablemente como resultado del impacto al precipitarse desde la altura. "Está en una hondonada donde hay una espesísima vegetación. Pero refleja el sol".
Clarín, el 14 de mayo, agregó que el área del fenómeno había sido declarada zona militar y nadie podía ingresar. El 14 de mayo, trasladado con urgencia desde Estados Unidos para determinar la naturaleza de la extraña nave aérea, llegó el primero de los ingenieros de la NASA. La identidad del científico oficial, que en todo momento estuvo acompañado por funcionarios de la Embajada de los Estados Unidos en Bolivia, se rodeó del más absoluto hermetismo.
Como el día 14 no pudo efectuar investigación alguna debido a las malas condiciones meteorológicas, el 15 de mayo se embarcó en el aeropuerto de Tarija en un helicóptero rumbo al lugar de la emergencia, distante a 147 kilómetros y a una hora de vuelo. No fue posible en ningún momento entrevistarlo ni fotografiarlo y por razones de estricta seguridad se prohibió, hasta que no regresara a los Estados Unidos, la difusión de toda la información sobre el objeto: identificación, procedencia y finalidad.
El 18 de mayo, alrededor de las 14.30 hora local, llegaron en un enorme avión turbohélice de la U.S.A.F. a la base aérea de Tarija, además de la tripulación, el coronel W. Simmons y el mayor John Heide, pilotos norteamericanos, que fueron recibidos por el comandante de la base, el coronel Jorge Molina, con el que mantuvieron, en el mismo aeropuerto, conversaciones en relación al artefacto aéreo caído. Luego abordaron el mismo avión, levantaron vuelo, se dirigieron hacia el cerro El Zaire, sobrevolaron el lugar y retornaron a la base de Tarija.
Al día siguiente, una comisión científica procedente del lugar donde cayó la nave, trajo hasta Tarija varias cajas y un enorme bulto envuelto y pesado, que fue levantado por cinco hombres. Utilizando un jeep se trasladó el material secreto hasta las entrañas del avión turbohélice americano de la U.S.A.F., que luego del embarque del coronel Simmons y el mayor Heide, levantó vuelo y no regresó nunca más.
El 20 de mayo de 1978 se suspendió oficialmente la búsqueda del objeto, a tan sólo ocho días del evento que conmocionó a la comunidad científica del mundo entero. Romaniuk, el estudioso del caso, afirma en su prolijo informe sobre el fenómeno que el objeto fue localizado en la ladera sud del cerro El Zaire, extraído por un helicóptero, trasladado al aeropuerto, embarcado en el avión de cuatro hélices y llevado a un laboratorio espacial secreto de los Estados Unidos. Desde ese momento la operación nunca tuvo lugar, no pasó nada en el cerro El Zaire y nadie sabe nada.
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